El cartel que se distribuyó entre periodistas y público claramente dice: “LA MEDALLA ROSARIO CASTELLANOS ES LA MÁXIMA CONDECORACIÓN QUE OTORGA EL H. CONGRESO DEL ESTADO DE CHIAPAS”, sin embargo, en la presentación de la convocatoria que se llevó a cabo en Comitán, la maestra y diputada María Roselia Jiménez Pérez fue la única que sacó el evento a flote. Fue la única presente. Tiene sentido, pues es la presidenta de la Comisión de Postulación de la Medalla Rosario Castellanos, pero, fuera de ella, ningún otro miembro de dicha comisión la acompañó. Sola y su alma estuvo la diputada; los demás integrantes brillaron por su ausencia.
Aquí es donde uno se pregunta: ¿Cómo puede ser que, siendo la Medalla Rosario Castellanos la máxima condecoración que otorga el Congreso del Estado, no esté presente el mismísimo presidente del Congreso, Luis Ignacio Avendaño Bermúdez? ¿Acaso estos eventos le quedan chicos? TAL PARECE QUE SÍ.
Porque mire usted: a doña Rosario la traen de aquí para allá por los cien años de su natalicio. En cualquier evento —aún sean deportivos—, se menciona que “Chayito cumple cien años de nacida”. La verdad es que sólo utilizan su nombre como mero marketing político.
Pero volvamos al punto: Se presenta la convocatoria para una medalla de alto honor del Congreso, en Comitán, la ciudad de Rosario. Se presenta en el MUROC, el museo que lleva su nombre. Se presenta en el marco de su centenario. Se presenta siendo el presidente del Congreso un comiteco: Nacho Avendaño. Se presenta también siendo comiteco el coordinador de la JUCOPO, Mario Guillén Guillén.
Y ninguno de los dos se digna a presentarse. Ningún miembro de la Comisión llega. La convocatoria se lanza a escasos siete días de que concluya el plazo de propuestas.
¿Acaso ya tienen elegido al ganador o ganadora y por eso les da igual estar o no estar?
Podemos especular por qué Nacho Avendaño no asistió: No le interesa. ¿Y por qué no le interesa? Sencillo: Nacho tiene la mira puesta en ser alcalde de Tuxtla Gutiérrez, es su momento, lo apoya con todo Eduardo, por lo tanto, eventos que no le sumen a su popularidad no le interesan. ¿Y por qué decimos esto? Muy sencillo: al día siguiente de la presentación de la convocatoria —es decir, el 24 de junio—, estuvo en un evento popular, en el Mercado San Juan, conviviendo con locatarios y, junto a él, Ángel Torres, a quien muy seguramente podría suceder en el cargo. Ahí, pegadito junto a él.
¿Qué diablos tiene que hacer Nacho ahí? O sea: no puede estar en la ciudad de Rosario Castellanos, en un acto solemne para presentar la máxima distinción del Congreso, pero sí puede ir a un evento popular que en el futuro le puede representar votos. No terminan ni un cargo y ya están buscando otro.
Aquí es donde uno se pregunta si el nombre de Rosario Castellanos no está sobreexplotado, utilizado y, algunas veces, hasta vilipendiado.
Sí, ya sé que algunos pudieran pensar: “Este chango (o sea, yo) está exagerando. Era sólo una convocatoria”.
¿Pero, sabe usted, distinguido lector dónde van a estar Nacho y Mario Guillén, sin falta? Sí, cuando se entregue al medalla, ahí junto al gobenador, porque eso es lo que les gusta. Tomarse la foto, Sobresalir, lucirse.
Pero aquí es donde recordamos el dicho del gran Maestro Jesucristo, que Nacho seguramente conoce bien porque estudió en la Montemorelos: “Donde está tu tesoro, ahí estará tu corazón”. Y el corazón de Nacho está en Tuxtla, queriendo ser alcalde. Lo demás, lo demás sólo se trata de Rosario y su nombre.