Todo indica que el director del COBACH, Jorge Luis Escandón Hernández, no aprendió la lección que si no hay diálogo, concertación, pero sobre todo respeto y honestidad para cumplir con acuerdos, sucede lo que pasó en Las Margaritas cuando fue alcalde y pobladores de Santa Anita el Invernadero lo arrastraron en el parque central exigiendo cumpliera su palabra. Jorge Luis dejó un desaseo en la cuenta pública del municipio, no lo decimos nosotros, lo dicen los hechos. Y a pesar de todo esto, la manera de conducir a COBACH va por el mismo rumbo.
Hoy el director del COBACH, pretende tratar de la misma forma a los catedráticos y académicos cobachenses, sin respeto a los maestros y trabajadores de esta institución educativa, porque hoy justo a las 11:15 de acuerdo a la circular, se reunirá con directores en el hotel Hacienda de Los Ángeles en Comitán, cuando hay una exigencia del Sindicato de Trabajadores del COBACH que no han sido atendidos en sus demandas y que por esa razón tomaron las instalaciones del Colegio de Bachilleres, además de estar a punto de ir a una huelga de hambre porque Jorge Luis no los atiende.
No es Jorge Luis solo quien “arrastra” al COBACH académicamente a la degradación, tiene la ayuda de su secretario técnico, Rolando Utrilla, que para nada respetan los derechos humanos de los manifestantes manteniéndolos a la intemperie sin ser atendidos y arrastrándolos a una huelga de hambre inminente.
Hoy los sindicalizados convocan a la unidad, sin importar a qué sindicato se pertenezca para que se atienda las demandas de los trabajadores y el director simplemente no da la cara, prefiere irse a despachar desde Chiapa de Corzo, o estar en otras actividades ignorando a la clase trabajadora.
Por otro lado, en esta vorágine de desaseo académico, ahora Jorge Luis “arrastra” el prestigio de este colegio, que ya no es mucho, porque no ha comprobado sus estudios académicos para cumplir los requisitos mínimos para ser director de una institución educativa como lo es el COBACH. De por sí al COBACH lo utilizaron como botín político en la administración de Manuel Velasco, donde acomodaron a parientes, queridas, compromisos políticos y amigos hasta más no poder, y que ahora no se atiendan demandas de los trabajadores que han sacado adelante esta institución, es humillante.