•El profeta Isaías llamó a la ciudad de Tiro “llena de sabiduría y perfecta en belleza”, sobre Babilonia escribió “la hija de la mañana”, a Roma se le llama “la ciudad eterna”, en tiempos modernos a Nueva York “la gran manzana”, Sidney es “la ciudad de los puertos” y Comitán, la gran Balún Canán, es llamada “la capital cultural de Chiapas”, corona de la política chiapaneca, ciudad colonial.
Las ciudades las construyeron los hombres y las mujeres, las familias que las forjaron, con su emprendedurismo, con sus ideales, con su comercio y con su forma de hacer negocios, con su poder y con sus valores, sin estas familias, sin su esfuerzo, sin estos legados, se hubieran convertido en pueblos mediocres o fantasmales.
El legado, para darle continuidad a la formación de ciudades sí importa cuando el interés por la comunidad es genuino, si no fuera así de valioso no mencionaríamos constamente a Rosario, a Belisario, incluso ahora hasta al mismo Eduardo, que ya ocupa una posición política envidiable en el Senado y que sin duda dejará un legado para la cultura socioeconomica y política de Balún Canán.
Hoy los hijos, los nietos, los bisnietos, no todos, por puesto, deben de ser guiados por ese legado para seguir construyendo el Comitán de los años por venir; de las familias que construyeron el Comitán de hoy, surge la figura de Mauricio Cordero, algunos lo llaman junior ¿Acaso tuvo la culpa de nacer de una familia que trabajó y ahora tiene recursos económicos para llevar una vida cómoda? No. ¿Ha robado? No, no existe acusación alguna. En cambio, hay otros, ciertamente con un legado al que se le tuvo confianza por ser rico y no resultó lo esperado, es más ni en público aparece ya.
Entonces el legado sí importa, siempre y cuando las personas reflejen los valores pasados, cuando siguen en el mismo camino, los valores que construyeron a la ahora poderosa Balún Canán, la que muchos quieren gobernar.