Por: Juan Carlos Gómez Aranda*
El pasado 2 de junio, Claudia Sheinbaum se alzó con la victoria como la primera presidenta de la historia de México. Además, la coalición de Morena con el Partido Verde y el Partido del Trabajo ganó seis de las ocho gubernaturas en disputa y la Ciudad de México, con las que Morena gobernará en 23 entidades. También triunfaron en la mayoría de los congresos locales, en la Cámara de Diputados federal y quedaron a tres escaños de la mayoría calificada en el Senado, situación que pronto cambió por la incorporación a la bancada de nuevos adeptos.
Con este nuevo mapa político, el país se prepara para el relevo gubernamental que ocurrirá dentro de 20 días, cuando despegará el gobierno de la doctora Sheinbaum con el impulso de la legitimidad de su triunfo contundente, el alto reconocimiento de su antecesor, que jugará a su favor, y las ventajas del tratado comercial de Norteamérica que ha colocado a México como el primer proveedor de Estados Unidos.
Recibirá con temas retadores por candentes y polémicos que se expresan en una amplia variedad de preocupaciones sociales, económicas y de gobernanza, como la inseguridad pública y la violencia que flagelan algunas regiones del país y cuyas discusiones se centran en la estrategia, las tácticas, la eficacia de las políticas y la corrupción de autoridades. Las relaciones con EU, que siempre son un tema importante en la política mexicana, tienen espacio en la opinión pública, viven momentos de fricción diplomática y negociaciones complejas por cuestiones migratorias, tráfico de armas y drogas, disputas comerciales y definiciones internas, de allá y de aquí.
Mientras que la economía muestra señales de enfriamiento. Según expertos, la moderación del crecimiento pone en riesgo el objetivo de reducir el déficit fiscal, aunado a la desaceleración en Estados Unidos y su potencial impacto en el sector manufacturero, el turismo y las remesas. Del lado positivo, la inflación ha retomado su tendencia a la baja, lo que permitiría al Banco de México reducir las tasas de interés. En este entorno, el sector privado seguramente estará muy atento a la presentación del Paquete Económico 2025 por la nueva administración.
Existen otros asuntos que agobian a las familias. Sin embargo, el tema de la desigualdad regional y la pobreza sigue siendo el más preocupante, pues, aunque se han logrado progresos significativos, persisten desafíos porque gran parte de la población vive en esta situación de falta de oportunidades.
LA REFORMA JUDICIAL ES UNA OPORTUNIDAD
PARA LA NACIÓN Y PARA LA POLÍTICA
La próxima mandataria tomará la estafeta en medio de un panorama complejo, donde el asunto principal en la coyuntura es el debate y el proceso de la reforma al Poder Judicial. Lo que ocurra en las próximas horas marcará el arranque de la administración entrante y el futuro de la agenda política por los cambios legislativos que vendrán.
Partidos, legisladores de todos los colores, miembros de la Corte, empresarios y hasta gobiernos extranjeros coinciden en que es necesaria esta enmienda constitucional, donde la principal objeción es la elección popular de jueces, magistrados y ministros por la posibilidad de que aumente la influencia política en los nombramientos, debilitando la independencia judicial. En las normas reglamentarias se blindarán los temas de preocupación, aseguran voces autorizadas. El segundo “pero”, sobre todo por parte de actores políticos, es que la reforma la propuso AMLO.
Al escribir estas líneas, dominan rumores sobre el sentido del voto mayoritario para aprobar la reforma. Sin embargo, “el porvenir está abierto”, escribió Karl Popper. Así que, sin ocurrir aún la histórica votación en un equilibrio pocas veces visto en nuestra tradición legislativa, ya hay ganadores: los partidos opositores, porque los está cohesionando y nutriendo de una nueva agenda y los senadores de estas filas están teniendo una visibilidad que no imaginaban, poniéndolos a prueba ante sus electores. Para bien y para mal.
También los promotores de la reforma ya ganaron —además de la muy probable votación en el pleno— al ventilar un asunto trascendente y colocarlo en el interés general de la nación, convenciendo de su necesidad y, de paso, creciendo su membresía, lo que les permitirá sembrar la semilla del cambio de régimen, que es lo que significa cuando hablan del segundo piso de la transformación. Cuando se consume, podrá interpretarse como “el gran ensayo” y el siguiente debate será definir los sectores, prioridades, contenidos y la narrativa del cambio pregonado.
Un nuevo régimen deberá poner en el centro el bienestar de las familias y del país con más seguridad, desarrollo económico para lograr mayores oportunidades para todos, empezando por las personas más vulnerables y la sustentabilidad del medio ambiente. Abordar de manera prioritaria el asunto de la pobreza adoptando con efectividad estrategias integrales enfocadas en aumentar los ingresos y los empleos sostenibles, en mejorar la educación y el acceso a los servicios de salud para las familias.
Se trata de lograr estos objetivos sin que la Federación abrume a los estados y los apoye más, que seamos un país menos introspectivo y abierto al mundo aceptando que, en materia económica, por ahora, no podemos solos y que México siga reconociéndose en su pasado mesoamericano glorioso. En suma, un país con mayor autoestima y más democrático.
*Coordinador de los Diálogos por la Transformación de Chiapas