La relación entre Rusia y Occidente se encuentra en su momento más tenso desde la Segunda Guerra Mundial después de que Rusia comenzase la pasada semana su invasión a Ucrania.
La tensión aumentó el pasado martes 22 de febrero, cuando Rusia reconoció la independencia de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, situadas en la zona conocida como el Donbass, hasta ahora en Ucrania. El presidente ruso, Vladímir Putin, emitió durante la madrugada del jueves 24 de febrero, un mensaje televisivo en el que declaraba de facto la guerra al país del este de Europa. Algo que venía anunciándose desde hace algunas semanas por los medios estadounidenses.
Es precisamente la zona del Donbass, una de las claves del conflicto. Allí hay una guerra civil latente con enfrentamientos permanentes entre ucranianos y prorrusos, que conviven de manera bastante tensa.
Tras el anuncio de Putin de reconocer la independencia llegó una respuesta automática de Biden que dijo que firmará «pronto» sanciones económicas contra Rusia como represalia. También la Unión Europea anunció multas a Rusia por su declaración sobre Lugansk y Donetsk.
El origen del conflicto
El inicio de todo tiene su origen hace más de 30 años, cuando en 1991 se disuelve la Unión Soviética y sus territorios se convierten en repúblicas independientes. Una posición reforzada de Ucrania con la OTAN implica la pérdida directa de la influencia de Rusia sobre este país. También ocurre al contrario, un triunfo para Rusia es una pequeña derrota para la Unión Europea.
La OTAN, mientras tanto, no ha acogido a Ucrania para ser uno más de los aliados, algo a lo que el país aspira y que desde Moscú no se ve con buenos ojos. En 2014 esta rivalidad va un paso más allá con las protestas en las calles de Kyev de miles de ucranianos proeuropeos en contra del presidente Víctor Yanukóvich, más afín a las ideas del Kremlin. Unos enfrentamientos que acabaron con la huida de Yanukóvich.
En ese momento Vladimir Putin aprovechó para invadir Crimea, en el sur de Ucrania. Una zona estratégica, pues es la salida de Rusia al Mar Negro. Perdido tras la Segunda Guerra Mundial, el objetivo siempre fue recuperarlo. Esta invasión ha generado, desde entonces, protestas y sanciones económicas contra Rusia, además de peticiones para devolver dicho territorio: Putin asegura que nunca lo hará.
Como se ha mencionado anteriormente, también entra en la ecuación la zona del Donbass, Lugansk y Donetsk, dos puntos calientes a los que Putin apunta ahora el foco con esta declaración de reconocimiento de su independencia de Ucrania.